Ella es Cristina Rodríguez, nuestra invitada de febrero. Cristina es arquitecta de profesión pero su serie Parcours (en castellano, «recorridos») nace de la misma necesidad de imaginar y transmitir espacios. El dibujo y la pintura siempre han sido las disciplinas que le han permitido evadirse.
Durante la carrera, tuvo la oportunidad de estudiar una temporada en Paris, en una escuela con formación en a las ciencias humanas, las artes plásticas y otras disciplinas. Así, la docencia en arquitectura se combinaba con clases de música, de cine o de artesanía, como la ebanistería. Cristina trabajó en un despacho de la capital francesa, para finalmente volver a Valencia. Tras trabajar en diferentes estudios, montó Le Buró Studio con una compañera, donde c0mbinan arquitectura y diseño como disciplinas indisociables.
El trabajo a mano deja una impronta muy personal en las obras de Cristina y nosotros desde Maora Ceramic hemos decidido descubrir su trabajo
-¿En qué consiste tu proyecto personal y que quieres transmitir con él?
El dibujo y la pintura siempre han sido las disciplinas que me han permitido evadirme, desde pequeña. Hoy en día, la arquitectura forma parte de mi vida en todos los ámbitos, y Cristina Ro (@cristina___ro) y la serie Parcours (en castellano, «recorridos») nace de la misma necesidad de imaginar y transmitir espacios.
El uso de la perspectiva juega un papel importante en la composición que, para mí, como en la fotografía, debe estar compensada.
La línea como elemento compositivo favorece a la comprensión del espacio, a la vez que permite recorrerlo con la mirada y efectuar ese “parcours” (trayecto, camino, recorrido).
A través de los colores más primarios exploro las luces y las sombras en los diferentes planos del espacio. Es por eso que, un ejercicio que me parece muy interesante es ver cómo se sigue entendiendo la obra al pasarla a escala de grises.
En definitiva, me siento atraída por los espacios que se recorren a escala humana, esa en la que el ojo percibe los detalles y los cambios de plano.
¿Cómo de importantes son tus manos en el proceso artesanal?
A los arquitectos dibujar a mano nos permite visualizar lo que proyectamos. Es un ejercicio fundamental e intrínseco a la disciplina ya que es el lenguaje con el que transmitimos las ideas que tenemos en mente.
En la serie Parcours este ejercicio va más allá, combinando la pintura o la serigrafía a mano. Y no podría ser de otra forma, pues el trabajo a mano deja una impronta muy personal en las obras.
¿Lugar que te inspire para crear?
No tengo preferencias. Una hoja en blanco y un lápiz siempre es un buen comienzo, y mejor si no existe la intención de crear algo sustancial. La magia ocurre cuando te dejas fluir sin expectativas.
-¿Qué crees que es lo más importante que has aprendido en tus años de trabajo?
Que siempre hay que ser curioso y seguir aprendiendo. Sino, ¡qué aburrimiento!
¿Cuáles son tus referentes artísticos?
Tantos… Diría que en lo artístico tengo ciertos referentes pop y también la escuela de la Bauhaus y todos los que intervinieron. Para la serie de Parcours en particular me he inspirado más en la arquitectura de Ricardo Bofill, Luis Barragán o Richard England, que también utilizan el color en sus obras, o en las esculturas de Oteiza, que exploran el vacío y sus límites.
Muralla Roja de Ricardo Bofill.
Casa Gilardi de Luis Barragán/ Image © Eduardo Luque
¿Cuenta de Instagram que más visitas?
Diría que le inspira mucho Salva López , Mónica Figueras , Pia Riverola y José Javier Serrano
¿Un libro que te haya inspirado?
Como con todo, no puedo quedarme solo con uno, pero para no alargarme:
- «Modos de ver» de John Berger . Un compendio de ensayos que desde su edición hasta su contenido te hacen pensar sobre los modos de comunicación visual y cómo afectan a nuestra forma de interpretar.
- «Cartas a un joven poeta» de Rainer Maria Rilke. Es un libro epistolar, corto y muy fácil de leer que siempre recomiendo a cualquiera que esté buscando reflexionar sobre la vida y la creatividad. Al leerlo encontré muchas respuestas.